On Feeling Enough

 

 

El año pasado encontré mi lugar feliz en la barra. Acababa de mudarme de país, no conocía a nadie… practicar barre era una excusa para levantarme temprano, salir de casa e intentar cosas que jamás haría por mí misma (aka push-ups y planchas) Fue difícil tomarlo en serio al principio al ver esas pesas diminutas y posturas de yoga aparentemente inocentes. Pero era sólo eso, apariencia: recuerdo maldecir mentalmente a mi instructora favorita en medio de rutinas de espalda y brazo que me dejaban adolorida y a la vez orgullosa. El hámster freaky que habita en mi cabeza parecía más tranquilo también. Y es que, el barre requiere una conexión mente-cuerpo que te obliga a estar presente de forma que para mí, es casi como meditar.

No sólo me obsesioné, sino que además era buena practicándolo, así que cuando vi la oportunidad de convertirme en instructora, no lo dudé. Tenía la pasión y el compromiso. Trabajé duro para ofrecer la mejor experiencia a mis clientes, escucharlas expresar cuánto disfrutaban mis clases era sencillamente conmovedor. Dediqué todo mi tiempo a estudiar para obtener mis certificaciones al punto de abandonar completamente este blog, y rápidamente comencé a desarrollar mi propio estilo.

 

 

Pero luego, el ambiente de trabajo se volvió desmotivante y emocionalmente agotador. Nada que lo que hacía era suficientemente bueno, al contrario. Y les prometo que no soy de las que necesita ser reafirmada y/o recompensada constantemente para mantener la motivación. La situación no era nada divertida, así que decidí renunciar para ser free-lance, lo que tampoco fue fácil. Sin embargo, volver a sentirme contenta con lo que hago no tiene precio.

Hoy trabajo aún más duro para ayudar a mis clientes a alcanzar sus metas, a reconectar con sus cuerpos en un entorno inclusivo que les permita sentirse suficientes y capaces de lograr cosas que jamás imaginaron.

 

 

Con tantos cambios, tanto en mi vida como en este mundillo digital, llegué a cuestionarme el propósito de continuar con este blog. Fue entonces cuando algo con lo que ni siquiera me hubiese atrevido a soñar ocurrió: una marca que mi piel realmente ama y cuyos valores comparto me contactó para ser su embajadora. Todo lo que puedo decir es esto: encuentra tu pasión, prepárate, y no dejes que nadie (ni siquiera tú misma) te haga dudar de tus talentos.

 

 

Sigue mis barre-aventuras aquí: @fortheloveofbarre

 

 

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