Estoy amando los cuadros ahora mismo, así que van a ver muchos de ellos en los posts que vienen. Comenzamos con el tartán, estampado que pasó de ser el ultimate manifesto de rebeldía durante la era “Smells Like Teen Spirit” a convertirse en un básico de todos los días.
Aún no encuentro la camisa de tartán perfecta para mí; casi todo me resulta o muy aburrido o muy grunge. Ésta la conseguí en un outlet masculino cerca de mi casa y lo que me gusta es el contraste entre el rojo y el azul, pero me queda tan grande que lo más seguro es que sea mi esposo quién se quede con ella.
Antes decidí retarme a incorporarla en un outfit y esto fue lo que se me ocurrió: para no caer en lo obvio y mantener la vibe casual elegí una falda de denim en vez de pantalones. El detalle dorado de los tacones remata el look, y me parece que es perfecto para reuniones o citas durante la tarde.