Mi esposo odia estos jeans, y aunque los compré un poco grandes a propósito, mi idea no era precisamente unirme a la tendencia de los mom jeans. Sencillamente no tuve la paciencia para meterme a la fila ridículamente larga de los probadores de Zara ese día. Eso y que los “llenaba” mejor después de volver de Venezuela y deleitarme comiendo arepas a voluntad. Él los odia pero yo no dejaré de usarlos.
Y porque todo es un remix, el romper ladrillo hace una nueva aparición en el blog, ésta vez reeditado en forma de top. El cuello tipo V balancea el outfit, mientras que las sandalias metálicas añaden el toque fancy.
¡Dejénme en los comentarios si también tienen una pieza en el clóset que su pareja detesta! ¡Jaja!