Es la segunda vez que intentamos fotografiar estos pantalones sin éxito. Logramos estas pocas fotos antes de quedarnos sin pilas, chequear (dos veces) que el paquete de reemplazo no estaba cargado, y luego de quedarnos sin dinero (para comprar otro) trás gastarlo todo en una planta llamada Espuma de Mar, que compramos a un señor en la calle.
Tener una planta después de vivir como nómadas durante los últimos años, implica instalarnos y finalmente comprometernos con un nuevo lugar. Honestamente, pensé que no estaba lista, pero la belleza algo extraña de esta planta llamó mi atención desde el otro lado de la calle, y me pareció ideal para inaugurar este comienzo. Afortunadamente, no requiere mucho mantenimiento, así que eventualmente podremos viajar sin sentir la culpa de estar matando a un organismo vivo.
Sobre el look: desde que le robé estos pantalones a mi tía sentí la necesidad irrefrenable de combinarlos con un top gráfico. Para terminar, un contraste de rojo y vino en pequeñas dosis.
GET THE LOOK:
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