Con el auge del minimalismo todo se volvió negro, blanco, gris…y normcore, y admitámoslo, nuestros guardarropas comenzaron a tornarse algo aburridos. Aunque me considero una minimalista, jamás pensé que estaría usando estos colores (¡y sneakers!) casi a diario. Por otro lado, tenemos la tendencia “girls just wanna have fun” propiciada por los divertidos (y muy copiados) patches adheribles de Anya Hindmarch. Personalmente, no me veo usándolos de pies a cabeza, pero tampoco puedo resistirme a agregarle un poco de diversión a mis outfits.
Y es que, la moda es una perpetua y fascinante danza entre opuestos. La forma cómo evolucionamos junto a ella, las decisiones que tomamos al tiempo que nos mantenemos fieles a nuestra esencia, determinan nuestro estilo.
Las faldas de denim con acabado destroyed han hecho su regreso triunfal, pero no estaba muy convencida respecto a ésta de Bongo que tengo desde que era adolescente, y aunque nunca la uso, curiosamente me ha acompañado en dos mudanzas de país, tal vez en espera de una oportunidad. Para darle un update, decidí agregarle tela que me sobró de éste vestido para cubrir la parte desgastada. El parche vino de regalo en una revista. ¡He de decir que me encantó el resultado!
